Rev. chil. endocrinol. diabetes 2008; 1 (1)    Volver a Índice

 

Personajes de la Endocrinología

Presentación
Esta sección, bajo el título "Personalidades de la Endocrinología", pretende, en breve espacio, dar cuenta del significado que en el desarrollo de la especialidad han tenido figuras médicas chilenas o extranjeras.


Es signo de gratitud que los médicos de hoy reconozcamos la valía y trascendencia de la contribución de aquellas personas que nos antecedieron. Es sobre este legado que todos y, especialmente, los más jóvenes, inician o asientan su desarrollo profesional. El conocer como estas personas de selección fueron capaces de convertir las circunstancias adversas en realidades de crecimiento y desarrollo constituye una instancia pedagógica de gran valor, dada la frecuente tendencia de explicar fracasos e insuficiencias con argumentos siempre ajenos a la responsabilidad personal.


Es interesante constatar la entereza moral de estas figuras, vestida de una voluntad enamorada de su acción, lo que explica su persistencia sin desmayos en pos de los objetivos que se trazaron.

En este número inaugural de la Revista Chilena de Endocrinología y Diabetes, y en concordancia con lo explicitado precedentemente para esta sección, se recuerda a dos maestros, genuinos pioneros de la Endocrinología Clínica chilena. Fueron ellos decididos gestores, entusiastas impulsores y, hasta avanzada edad, colaboradores de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Metabolismo, entidad que más tarde daría origen a la actual Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes. Se trata de los profesores Arturo Atria Ramírez y Francisco Donoso Donoso. Cada uno inició la disciplina en sus respectivas sedes universitarias del Hospital del Salvador y del Hospital San Juan de Dios, en Santiago.

Estos artículos han sido solicitados a médicos formados en los servicios donde los homenajeados trabajaron. Así, el bosquejo de sus vidas académicas y profesionales tiene la riqueza de lo vivencial.

La Revista Chilena de Endocrinología y Diabetes se congratula de ofrecer a sus lectores esta página de encuentro con los maestros.

 

Profesor Dr. Arturo Atria Ramírez

Nelson Wohllk
Jefe Sección Endocrinología, Hospital del Salvador

El Profesor Dr. Arturo Atria Ramírez nació el 3 de Octubre de 1907 en un hogar cuyo padre, don Ambrosio Atria, también médico, fue muy influyente en su formación. Ingresó en 1925 a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, graduándose de Médico en 1932 y haciéndose acreedor al premio “Clin”, de la Sociedad Médica de Chile, por su brillante examen de título. Durante la carrera de Medicina obtuvo también el premio Monckeberg otorgado al mejor alumno de Obstetricia.

Dos años antes de recibirse de médico, en 1930, ingresa a la naciente Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile como ayudante de Biología General en la cátedra del Profesor Dr. Gilberto Rahm. Posteriormente, en 1937, el Dr. Atria da inicio a la cátedra de Anatomía Comparada y Embriología en esta misma Casa de Estudios.

Derivado de su interés por la Medicina Interna, en 1933 se incorpora como ayudante en la Cátedra “E” de Medicina de la Universidad de Chile del Profesor Dr. Hernán Alessandri Rodríguez, en el Hospital del Salvador. Es allí donde desarrolló sus actividades más relevantes, como internista, docente y creador de un “Laboratorio”, que en una modesta sala contaba con una camilla, un aparato para medir el metabolismo basal y un microscopio monocular.

En esa época, el Dr. Arturo Atria, en conjunto con el Dr. Luis Vargas Fernández, presentan al profesor Alessandri un proyecto para la creación de un Departamento de Endocrinología. Pocos días después de ser aceptada la proposición, reciben de parte del profesor Alessandri como regalo y guía de iniciación, un libro nuevo de endocrinología, verdadero tesoro en esas fechas. Así se inicia, en 1937, la enseñanza formal de la Endocrinología como actividad clínica.

El Dr. Atria permanece como Jefe del Departamento de Endocrinología del Hospital del Salvador hasta 1967. Durante su jefatura el Departamento tuvo un sostenido desarrollo con énfasis en la patología tiroidea, ampliando el Laboratorio de la especialidad. En 1954 promovió y cooperó entusiastamente a la introducción en el Departamento de Endocrinología de la primera unidad de radioisótopos del país, la cual, posteriormente, fue desarrollada por su discípulo, el Dr. Gustavo Pineda Valdivia.

La creación de un Centro de Endocrinología y la calidad humana y profesional del Profesor Atria constituyeron un núcleo de atracción de enorme fuerza para los interesados en la disciplina. Así fue como se formaron brillantes especialistas nacionales como los doctores José Barzelatto, Carlos Stevenson, Enrique Silva, Hugo Claure, Elmo Saito, Gustavo Pineda y también médicos de otros países Latinoamericanos. Esto le significó al Profesor Atria el reconocimiento internacional, recibiendo distinciones honoríficas e invitaciones como profesor invitado desde Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, México, Uruguay, Perú, Dinamarca y el Reino Unido. En este último país se le distinguió como “Fellow of the Royal Society of Medicine” (1960).

El año 1955, el Dr. Francisco Donoso, perteneciente a la Cátedra de Medicina del Hospital San Juan de Dios, propone crear un centro nacional de estudios endocrinológicos, moción que contó con el apoyo del Dr. Atria. Este centro constituyó la base para la fundación, en 1958, de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Metabolismo. Esta Sociedad se inicia bajo la presidencia del Dr. Atria, en reconocimiento a su liderazgo y prestigio, permaneciendo en dicho cargo hasta 1959.

Su inquietud profesional lo impulsó a trabajar más allá del ámbito universitario. Así se desempeñó como médico (“Oficial de Sanidad”) en el Ejército de Chile y organizó el Departamento de Endocrinología del Hospital Militar. También tuvo activa participación en organismos gremiales, siendo consejero general del Colegio Médico de Chile entre 1959 y 1963, y vicepresidente del mismo.

Su productividad científica fue destacada, lo que es avalado por más de 170 trabajos de investigación y experiencias clínicas. Una de estas publicaciones iniciales señalaba el buen efecto de la metil testerona, y no así de la testosterona, en la mejoría de los síntomas de la enfermedad de Adisson (Rev Med Chile 1946).También fue coautor en 10 textos de estudio, demostrando su infatigable tesón. Su último libro, el “Manual de Endocrinología Clínica”, lo publicó al cumplir 84 años junto con su hermano Pablo y su hijo Arturo Atria Reyes, dedicándolo a su progenitor el Dr. Ambrosio Atria Osorio.

El reconocimiento a su relevante personalidad lo recibió de instituciones como la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que en 1955 lo nominó Doctor Honoris Causa por sus indiscutibles méritos y contribución como Profesor de Embriología. En 1957 la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile le reconoció el rango académico de Profesor Titular de Medicina y en 1966 la Sociedad Chilena de Endocrinología y Metabolismo lo distinguió como Miembro Honorario. En 1986 fue nominado también Miembro Honorario de la Academia Chilena de Medicina del Instituto de Chile. En 1989, la Sociedad Médica de Santiago lo distinguió como “Maestro de la Medicina Chilena”.

Sus actividades académicas se prolongaron por más de 64 años, hasta 1996, cuando su salud le impidió seguir ejerciendo su labor docente y asistencial en el Hospital del Salvador. Falleció el 23 de Mayo de 1998.

Los que tuvimos el privilegio de conocerlo y de recibir sus enseñanzas y consejos, reconocemos en este verdadero maestro a una persona de excepción. Con aquel modo distinguido, pulcro en el hablar y en la expresión de las ideas, fue capaz de entusiasmar y guiar a generaciones de médicos a cultivar la endocrinología como disciplina. Su historia personal es un ejemplo de cómo con dedicación perseverante, espíritu de superación, rigor académico y científico y, a pesar de la restricción de recursos, se puede alcanzar metas muy altas, humanas y profesionales, y así impulsar el desarrollo de generaciones de médicos, en lo particular, y de la sociedad chilena, en general.