Rev. chil. endocrinol. diabetes 2009; 2 (1)    Volver a Índice

 

Personajes de la Endocrinología

Bernardo Alberto Houssay

Ricardo R. Rodríguez Profesor Titular de Fisiología. Facultad de Medicina Universidad del Salvador, Buenos Aires. Argentina

El 10 de Abril de 1887 nacía en Buenos Aires Bernardo Alberto Houssay, cuarto hijo del matrimonio de Alberto Houssay y Clara Laffont, ambos franceses de nacimiento.

Desde sus primeros años Bernardo Alberto excedió el promedio intelectual de los niños de su edad: hablaba correctamente francés, finalizó sus estudios primarios a los 9 años y se graduó de Bachiller a los 13 años en el Colegio Británico y Nacional de Buenos Aires, con un promedio de 8,84.

En 1904, con 17 años de edad obtuvo el título de Farmacéutico con un promedio de 9,33 puntos, siendo designado, a los 22 años, Profesor de Fisiología en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires; al año siguiente (1911) se graduó de Médico con promedio 9,59.

Comenzó a desarrollar estudios experimentales sobre una glándula muy poco conocida en esa época: la hipófisis y su tesis doctoral titulada Estudios sobre la acción fisiológica de los extractos hipofisiarios (1911), recibió el premio “Facultad de Ciencias Médicas”.

Ejerció simultáneamente el cargo de Profesor de Fisiología y posteriormente el de Jefe de Investigaciones del Instituto Bacteriológico y su práctica médica privada en el hospital Alvear.

El desarrollo de múltiples actividades y diversidad de funciones lo llevaron progresivamente a la idea de la conveniencia de ubicarse y concentrar su trabajo en un sólo lugar, concibiendo el concepto de dedicación exclusiva: se consagró así a la investigación en fisiología. Contribuyó a esta última decisión la orientación brindada por su libro de cabecera Introduction a l’étude de la Médicine Expérimentale de un gigante de la Fisiología: Claude Bernard.

En 1919 fue designado Prof. Titular de Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Poco tiempo después dejó todos sus otros cargos para consagrarse con dedicación exclusiva a la cátedra, que transformó, el 22 de diciembre de ese mismo año, en el Instituto de Fisiología. Pudo así dedicarse integralmente a la enseñanza y a la investigación científica, formando docentes e investigadores con igual dedicación.

En el Instituto Bacteriológico realizó estudios sobre ponzoñas de arañas y serpientes en colaboración con la Dra. en Química María Angélica Catán, con la que se casó en 1920. Su esposa fue un constante aliento y estímulo para su trabajo y lo acompañó hasta su muerte acaecida en 1962. De ese matrimonio, nacieron 3 hijos: Alberto B., Héctor y Raúl.

El Instituto de Fisiología alcanzó rápidamente prestigio internacional. Allí se enseñaba simultáneamente teoría y práctica de Fisiología, de Bioquímica y de Biofísica a alumnos de las carreras de Medicina, Odontología y Farmacia. Paralelamente se desarrollaron temas de investigación científica original que atrajeron alumnos y graduados del país y de numerosos centros del exterior. Envió numerosos discípulos a perfeccionarse en laboratorios de otros países, imponiéndoles en todos los casos la obligación de reintegrarse al final de sus becas para continuar sus investigaciones en el propio Instituto o en centros de Argentina. De esta manera, más de 15 naciones recibieron médicos o bioquímicos, investigadores básicos o clínicos, hecho que llevó al fisiólogo norteamericano Carlson a decir “Houssay puso a la Argentina en el mapa mundial de la Fisiología“.

Su preocupación por la enseñanza de pregrado lo llevó a la formación de una comisión especial de Fisiología con los alumnos más destacados del tercer año de Medicina. Estos alumnos realizaban trabajos prácticos intensivos y entre los que aprobaban las materias de la Cátedra con calificaciones altas seleccionaba a los Ayudantes Alumnos que, en el lapso de 4 años (4º al 7º año de la carrera de Medicina), colaboraban en la enseñanza de los alumnos del curso.

Sin límites en su ambición promotora de jóvenes capaces, cuando sus posibilidades se lo permitieron, extendió la formación del ámbito universitario a todos los niveles de la Ciencia, Tecnología y Arte al crear el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el año 1958.

Investigación Científica: abordó el estudio de numerosos y variados temas durante su prologada carrera de investigador. Diariamente, a partir de las 8 de la mañana y durante todo el día, recorría el Instituto preguntando a cada investigador sobre las novedades en su trabajo, analizando sus resultados, sus conocimientos sobre publicaciones aparecidas en revistas de la especialidad que hubiesen leído o que él les había sugerido consultaran, para luego discutir y convenir los pasos futuros a seguir. De esta manera continua y sistemática, más de un centenar de graduados del país y del extranjero, se iniciaron y perfeccionaron en Fisiología, Fisiopatología, Histología, Farmacología, Bioquímica y Biofísica como así también en especialidades médicas como Cardiología, Endocrinología y Metabolismo, Nutrición, Hiper e Hipobaria, Digestión, Neurofisiología, Respiración, Nefrología. Esos graduados ocuparon posteriormente los más altos cargos docentes o de investigación en sus respectivas Universidades o Institutos.

También continuó sus estudios farmacológicos, iniciados en el Instituto Bacteriológico, sobre la acción del curare y ponzoñas de serpientes, arañas y escorpiones.

Su interés mayor estuvo siempre en el área de la endocrinología y metabolismo desarrollando y dirigiendo trabajos sobre hipófisis y tiroides (él mismo), suprarenal (tesis de Luis F. Leloir, otro grande de la ciencia argentina), glándulas sexuales (Virgilio G. Foglia y Ricardo R. Rodríguez), reproducción (Roberto M. Pinto), todos ellos en relación con el páncreas endocrino y la diabetes experimental.

Como resultado de su intensa actividad científica y docente recibió numerosas distinciones de organismos nacionales y extranjeros, sociedades científicas, universidades y academias: fue nombrado en 49 oportunidades Doctor Honoris Causa de Universidades o Facultades; 55 veces Miembro Titular, Correspondiente u Honorario de Academias; 139 veces Miembro Correspondiente u Honorario de Sociedades Científicas y 35 veces recibió premios y honores. Publicó más de 1.000 trabajos de investigación original o de divulgación científica.

La culminación de todos estos reconocimientos fue la recepción del Premio Nobel de Fisiología y Medicina, en 1947, compartido con los esposos Cori, por sus trabajos sobre el papel de la hipófisis en la regulación del metabolismo de los hidratos de carbono. Fue así el primer galardonado con un Premio Nobel de Ciencias en Argentina y en América Latina.

El Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME): en octubre de 1943, cerca del fin de la segunda guerra mundial y en medio de un descontento general por la situación política argentina, un grupo de ciudadanos, entre ellos el Maestro Houssay, publicaron un manifiesto declarando que el país debía volver a la “normalidad constitucional, democracia efectiva y solidaridad americana”. A raíz de esta declaración Houssay fue separado de su cátedra y a pesar de lo cual decidió permanecer en su país. Dos días después, el 21 de octubre de 1943, se iniciaron gestiones que culminaron con la creación de la Fundación Juan B. Sauberán, a la que se agregó una lista de ayuda proveniente de profesores universitarios y personas, que por razones particulares colaboraron anónimamente. Igualmente se sumaron la Fundación Rockefeller que proveyó materiales de laboratorio y becas y personas o entidades del país y del extranjero que facilitaron fondos para la compra de libros y revistas científicas.

Después de numerosas gestiones se creó el Instituto (IBYME) con sede en la calle Costa Rica 4185; el edificio fue comprado por Mauricio Braun y cedido sin gastos de alquiler. En él se realizaron numerosas adaptaciones para montar un criadero de ratas y perros, un horno crematorio en el jardín, 3 laboratorios en la parte alta y la vivienda del encargado. En la planta baja se instalaron la biblioteca, la sala de conferencias, 2 escritorios y otros 3 pequeños laboratorios. En el sótano se organizó el laboratorio de histología y un nuevo bioterio de ratas.

El Instituto debió afrontar numerosas dificultades, espe-cialmente de tipo aduanero, que se solucionaron recién en 1949 cuando el Gobierno Nacional, reconociendo que su principal objetivo era el bien común, le confirió al Instituto la personería jurídica.

Numerosos investigadores desarrollaron temas originales en los primeros diez años del IBYME, ya que a partir de 1955 la mayoría de ellos pasaron a integrar centros de altos estudios, especialmente universidades del país.

En este sentido merece destacarse el nombre de Eduardo Braun Menéndez, descubridor de la renina y su importancia en la hipertensión arterial de origen renal, que recibió, entre sus becarios, al Doctor Ulf von Euler, posteriormente galardonado con el premio Nobel por sus trabajos en adrenalina.

El doctor Luis F. Leloir con cuatro de sus colaboradores, estuvo en el Instituto hasta el año 1947, fecha en que se creó la Fundación Jaime Campomar.

Además colaboraron Virgilio G. Foglia, Carlos Martínez, Ricardo R. Rodríguez, Juan T. Lewis, Juan C. Penhos (metabolismo); Roberto M. Pinto (reproducción), Alberto B. Houssay (endocrinología), Hugo Chiodi (hipobaria), Raúl Houssay (reumatismo), Carlos E. Rapela (aparato respiratorio), Miguel R. Covian (neurofisiología), Adolfo F. Cardeza, Horacio H. Burgos, Roberto E. Manzini (histología y patología), José Sara (laboratorio) y muchos otros. Entre los colaboradores no docentes merecen destacarse por su continuidad y dedicación sus secretarias Josefína Yanguas y A. Bernárdez.

El Instituto funcionó en su sede de Costa Rica hasta 1959 en que se trasladó a su nuevo y actual sede en Obligado 2490, compartiendo el espacio con la Fundación Campomar dirigida por el Profesor Dr. Luis F. Leloir. Este edificio fue un préstamo del Ministerio de Asistencia Social que luego se transfirió al CONICET que lo mantuvo con igual destino.

Houssay creó una escuela de investigación básica original, de prestigio internacional, en el área de las Ciencias de la Salud, trabajando incansable e ininterrumpidamente hasta su fallecimiento acaecido el 21 de septiembre de 1971.

Impuso algunos principios fundamentales, como la dedicación exclusiva de los docentes, especialmente en las ciencias básicas y la capacitación a nivel de pre y postgrado en todas las disciplinas.

Creó Sociedades y ayudó a la organización y formación de entidades de ayuda a las ciencias e investigación científica como la Asociación Argentina para el progreso de las Ciencias y el CONICET.

En 1919 fundó la Sociedad Argentina de Biología que sirvió de modelo para crear sociedades similares en numerosas ciudades del país; posteriormente, en 1956, creó la Asociación Latinoamericana de Ciencias Fisiológicas.

Con su colaboración y empuje se crearon revistas tales como la Revista de la Sociedad Argentina de Biología, Acta Physiológica Latinoamericana y Ciencia e Investigación.

Houssay ha sido y es un ejemplo de investigador y patriota, que antepuso el amor por su patria y por sus colaboradores para el bien de toda la humanidad.

En el día de su nacimiento, 10 de abril de cada año, la Argentina conmemora el Día del Investigador y el 21 de septiembre, fecha de su paso a la inmortalidad, la Provincia de Buenos Aires estableció el Día de la Ciencia y la Tecnología.