Rev. chil. endocrinol. diabetes 2008; 1 (4)    Volver a Índice

 

Personajes de la Endocrinología

 

Harvey Williams Cushing

Dr. José Manuel López Moreno Editor

El Dr. Harvey Williams Cushing nació en Cleveland, Ohio, EE.UU., el 8 de abril de 1869, siendo el menor de los diez hijos del matrimonio formado por el médico Kirke Cushing y Bessie Williams. Se graduó en Yale, donde demostró buenas condiciones deportivas en béisbol y atletismo. Estudió medicina en la Universidad de Harvard, titulándose en 1895. Completó luego su internado en el Massachussets General Hospital e inició su formación como cirujano en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore, bajo la tutoría del famoso cirujano Dr. William Stewart Halsted (1852-1922), quien contribuyó con notables innovaciones en cirugía de mama, del tiroides e incluso trabajos experimentales de auto e isotrasplante de las paratiroides. Después, Harvey visitó por un año clínicas extranjeras e institutos de investigación para volver y trabajar por 12 años en el hospital de Johns Hopkins. Luego, fue llamado como profesor de Cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, y ocupó desde 1912 a 1932, el cargo de jefe de Cirugía en el Hospital Peter Brent Brigham. El Dr. Cushing tuvo como guía y mentor entrañable al Dr. Sir William Osler, a quien reconocía como un verdadero padre.

Se casó el 10 de junio de 1902 con Catherine Stone Crowell, hija de una familia aristocrática de Cleveland. De este matrimonio nacieron cinco hijos, que rompieron la tradición médica familiar; tres de ellos fueron mujeres, que se casaron, a su vez, con personalidades de la vida norteamericana, como James Roosevelt, John Hay Witney y James Whitney Fosburgh. Su hijo mayor murió accidentalmente en plena juventud.

A la edad de 45 años, estando en la cúspide de su carrera como neurocirujano, se alistó como voluntario durante la Primera Guerra Mundial para organizar un equipo médico que se encargara de apoyar a los hospitales de línea en Francia. En varias ocasiones regresó desde el frente a Boston para reclutar médicos y conseguir ayuda económica para los gastos de equipos sanitarios y su traslado a Europa. Alcanzó el grado de coronel. Este precario campo de acción no lo invalidó para realizar innovaciones en técnicas quirúrgicas, atención postoperatoria y traslado de heridos. En ese ambiente convivió con importantes personalidades castrenses, corresponsales internacionales e, incluso, científicos como Alexander Fleming, quien recibiría posteriormente el Premio Nobel de Medicina.

Los tres antecesores generacionales directos de Harvey Cushing fueron médicos de gran prestigio profesional y social en Cleveland, integrantes de familias tradicionales, genuinamente “wasp” (white, anglo-saxon, protestant). Su hermano mayor, Ned, también fue médico con un carácter extrovertido y simpático, y ejerció gran influencia para que Harvey siguiera el camino de la medicina.

Antes de dedicarse a la neurocirugía, el Dr. Cushing hizo investigación original sobre litiasis vesicular, lesiones experimentales valvulares cardíacas en perros y tratamiento en humanos con anastomosis entre los nervios facial y espinal accesorio para la parálisis facial. Introdujo procedimientos tales como la anestesia por bloqueo nervioso, llegando a usar anestesia local en cirugía cerebral.

Fue el cirujano de más prestigio en las primeras décadas del siglo XX. Renovó las técnicas quirúrgicas con contribuciones notables y futuristas en cirugía intracraneana para tratamiento de tumores cerebrales y, brillantemente, para operar la hipófisis. Bajo su influencia la Neurocirugía llegó a ser una disciplina nueva y autónoma.

Además de lo anterior, su principal trabajo estuvo centrado en dilucidar la anatomía y las funciones de la hipófisis. Dio su recordada conferencia “Oration in Surgery” en la sesión anual de la American Medical Association, en 1909, sobre “The Hypofisis Cerebri:Clinical aspects of Hyperpituitarism and of Hypopituitarism”.

Su ámbito más conocido está referido a la enfermedad que lleva su nombre, su más famoso descubrimiento. En 1912 comunicó un estudio sobre un síndrome endocrinológico causado por el mal funcionamiento de la hipófisis, que llamó, inicialmente, “síndrome poliglandular”. Sus descubrimientos fueron publicados in extenso en 1932 (Bull Johns Hopkins Hospital 1932;50:137-195) bajo el título “The Basophil Adenomas of the Pituitary Body and their Clinical Manifestations (pituitary basophilism)”. Este trabajo consistió en una revisión de 12 pacientes, el primero de los cuales fue una mujer que inició su enfermedad a los 16 años (comunicada sucintamente en 1912). Ese mismo año 1932, en Londres, FM.P. Bishop y R.G. Close describieron un caso semejante y acuñaron por primera vez el nombre de Cushing para designar la enfermedad: “A case of Basophil Adenoma of the Anterior Lobe of Pituitary: Cushing’s Sindrome”.

Sus notables contribuciones derivaron en la mejoría de la sobrevida de la cirugía intracraneana; el uso de Rayos X en el diagnóstico de tumores cerebrales; de estímulos eléctricos para estudiar la corteza cerebral sensitiva; y el diseño de herramientas neuroquirúrgicas como el electrocauterio, en conjunción con W.T.Bovie.

Cushing fue catalizador de la creación de varias asociaciones médicas científicas (American Neurological Association, American College of Surgeons) e impulsor decidido, como presidente de la naciente Society for the Study of Internal Secretions, entidad que más tarde llegaría a ser la actual Endocrine Society. Desde ese cargo hizo evidente y reiteró su falta de simpatía por la medicina social estatal y combatió con denuedo la charlatanería médica.

La personalidad de Harvey Cushing es también prolífica en facetas que trascienden lo médico. Era erudito, bibliófilo, escritor, ensayista, coleccionista de libros antiguos clásicos, viajero, talentoso dibujante (sus apuntes profesionales y técnicos los acompañaba de notables esquemas y dibujos explicativos), aficionado a la historia de la medicina y un brillante orador y conferencista.

Harvey Cushing era de presencia y maneras aristocráticas. En 1922, estando ya plenamente reconocido en su valer, al reemplazar al profesor jefe de cátedra, en una visita a Londres firmó su descripción personal como:”Estudiante Honorario y Perpetuo”.

La personalidad de Harvey era simplemente difícil y llena de contrastes. Era perfeccionista, ambicioso y egocéntrico, disciplinado, racional a toda prueba, exigente y demandante. En las personas de su entorno podía despertar sentimientos positivos de cariño y entusiasmo o también de odio, pero todos lo admiraban. Estaba convencido de que la disciplina férrea era la clave para formar el carácter y permitir el desarrollo profesional. Contradictoriamente, era amable en el trato con pacientes y sus familiares, y era capaz de emocionarse ante sus dramas humanos. Estaba llano a reconocer su responsabilidad en situaciones médicas que desembocaban en un desenlace fatal. Guardaba celosamente sus sentimientos, lo propio de su ascendencia y educación, respecto de su antagonismo con los grupos sociales minoritarios, étnicos, y religiosos; en cierta medida era antifeminista. No era propiamente una personalidad congregante como, curiosamente, lo fue para todos su mentor, guía y maestro Sir William Osler, que era considerado el médico ideal por sus atributos humanos y profesionales.

Hizo frecuentes viajes a Europa desde 1901 que contribuyeron a su formación general. Visitó museos, bibliotecas y librerías de viejo, estableciendo múltiples contactos con personalidades europeas. Allí inició su interés por la historia de la medicina. Durante 5 años se dedicó a recabar material para escribir la historia de William Osler, tarea que le fue encomendada con el beneplácito de su viuda y de los rectores de las universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y John Hopkins, y que él aceptó entusiastamente, dedicando a ello todo su talento. Decidió excluir la participación y ayuda de un escritor profesional para trasmitir su impronta personal y la notable afectividad con el sujeto del trabajo. Su obra se publicó en dos tomos en 1925 titulada: “The life of Sir William Osler”. Tuvo muy buena acogida con 4 ediciones adicionales al año siguiente y por ella recibió el Premio Pulitzer en el área de biografía, dejando de manifiesto su calidad de escritor, lo que ya se vislumbraba en ensayos y escritos cortos anteriores. Solía decir:”Es más difícil manejar la pluma que el bisturí”.

A partir de los 50 años de edad aparecen los primeros trastornos circulatorios agravados por su tabaquismo inveterado. Se le diagnosticó la enfermedad de Leo Buerger llegando a presentar trombosis arterial y gangrena lo que motivó la amputación de algunos ortejos de los pies, lo que le dificultaba inicialmente la marcha pero que luego lo llevó a la incapacidad a partir de 1934. La enfermedad avanzó con premura y se agregó depresión. Al igual que su consuegro, el presidente Franklin Delano Roosevelt, nunca permitió ser fotografiado en silla de ruedas.

Rehusó al final de su vida los ofrecimientos de “regious” profesor de cirugía de las universidades de Hopkins y Harvard y se decidió por su alma mater, la universidad de Yale en New Haven, Connecticut, donde pasó sus últimos años sin operar, dar conferencias ni enseñar formalmente. De hecho, fue sólo seis años antes de su muerte cuando se trasladó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.

Entre los años 1933 y 1934 fue nominado para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus estudios sobre la hipófisis, pero no lo consiguió. Su legado financiero y literario permitió crear en la Universidad de Yale la Biblioteca Médica Harvey Cushing/ John Hay Whitney. Murió el 7 de octubre de 1939, a los 70 años de edad, de un infarto del miocardio, siendo enterrado en el mausoleo familiar en Cleveland.

Harvey Cushing es, sin dudas, un gigante de la medicina a quien desde la mirada de la endocrinología somos deudores de su talento.

Referencias

  1. Bliss M. Harvey Cushing: A life in Surgery. New York, Oxford University Press, 2005.
  2. Cushing,H.W.: The pituitary Body and its Disorders.Philadelphia,J. B.Lippincott, 1912.