La certificación de especialistas médicos, y más recientemente
la recertificación de los mismos, son temas
de gran actualidad y en pleno desarrollo en Chile. En
este campo, la Corporación Nacional Autónoma de Certificación
de Especialidades Médicas (CONACEM), una entidad
autónoma, ha jugado, y espera seguir haciéndolo, un papel
preponderante en este campo. Hasta 1984, en Chile sólo existía
el reconocimiento como médico especialista por parte de
las Universidades que tenían programas de formación acreditados
por la Asociación de Facultades de Medicina de Chile
(ASOFAMECH). A partir de esa fecha, esta responsabilidad
quedó radicada en CONACEM, corporación de derecho privado,
autónoma, fundada ese año 1984. Ella está constituida
por representantes de la Academia de Medicina del Instituto
de Chile, Asociación de Facultades de Medicina de Chile,
Colegio Médico de Chile A.G. y las Sociedades Científicas
que representan a las especialidades primarias y derivadas
certificadas. Estos organismos están representados en el directorio
de la Corporación en proporción de 4 delegados cada
cual, a excepción de la Academia de Medicina que tiene uno.
El Ministerio de Salud aporta un representante con derecho a
voz y existe un Secretario Ejecutivo. En apoyo y en estrecha
relación con el Directorio trabajan 54 Comités de Especialidades
con 7 miembros cada uno, con dos representantes de
ASOFAMECH, Colegio Médico de Chile A.G. y de la Sociedad
Científica pertinente. El Presidente es nominado por el
Directorio. A este total de 377 médicos se agregan los profesores
examinadores de las especialidades a certificar, lo que
significa un total de más de 500 médicos aportando su mejor
saber, con mística encomiable, y sin remuneración o estipendio
alguno. La actividad de CONACEM puede ser consultada
sin restricciones en la página web (www.conacem.cl).
Lo descrito precedentemente hace posible que CONACEM
tenga una serie de características dignas de destacar,
especialmente para una institución que aspira a ser entidad
certificadora nacional. Ellas son:
- Representatividad. CONACEM desde su nacimiento
representa en forma directa los estamentos más señeros
y prestigiados de la Medicina chilena en todos sus ámbitos:
academia, docencia, ciencia, desarrollo, asistencia y
aspectos gremiales médicos.
- Experiencia. Su ya larga trayectoria, 28 años, avala el
necesario conocimiento y experiencia para que el proceso
de certificación de especialistas sea estable, justo y de
alta calidad.
- Reconocimiento. CONACEM ha certificado hasta la
fecha de la confección de este artículo a 12.214 especialistas,
lo que es expresión del prestigio que tiene ante
los prestadores nacionales de salud, individuales o institucionales.
Más valor cobra este reconocimiento al considerar
que el someterse a la evaluación es una decisión
voluntaria y soberana del postulante.
- Mística. El hecho práctico que 500 médicos trabajen por
CONACEM, estimulados sólo por la íntima satisfacción
moral de sentirse apoyando a la medicina chilena y a los
pacientes, es un galardón difícil de encontrar en los tiempos
y circunstancias que corren.
- Transparencia. Los datos que genera la acción certificadora
son todos obtenibles electrónicamente por quien
lo desee, y son también comunicados a la Intendencia de Prestadores Médicos.
- Independencia. La labor de CONACEM ha sido, es y
será, ajena a consideraciones de tipo político, gubernamental,
religiosas u otras.
El trabajo y la responsabilidad de CONACEM están centrados
en la certificación de especialistas médicos y en la
definición de especialidades médicas. No corresponde a ella
la evaluación y certificación de los programas de formación
para especialistas. Esto último está actualmente bajo la responsabilidad
legal de agencias certificadoras de programas,
donde destaca la Agencia de Acreditación de Programas y
Centros formadores de Especialistas (APICE).
¿Qué define a una especialidad y a un especialistamédico?
Especialidad es un campo del saber médico que comprende el conocimiento, las patologías y tratamientos que constituyen un cuerpo común entre ellos. A su vez, Especialista es aquel profesional médico que domina el conocimiento,
diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de
una disciplina reconocida como especialidad. En esta última
definición el vocablo “domina” marca el sentido profundo
de lo que es un especialista. Esta condición de especialista
abre también al candidato el campo de la investigación, la
docencia y la divulgación científica.
¿Qué tipos de especialidades se reconocen?
Existen dos tipos de especialidades:
- Primarias, que son aquellas a cuya formación se puede
acceder desde el inicio de la vida profesional, teniendo
como único requisito el ser médico cirujano. CONACEM
certifica 25 especialidades primarias.
- Derivadas que son aquellas que requieren de la certificación
previa como especialista en la disciplina primaria
de la cual nacen. CONACEM reconoce 31 especialidades
derivadas.
Existe también una categoría especial, llamada Mención,
la cual no constituye una especialidad propiamente tal, pero
sí reconoce y avala la dedicación y capacitación en un campo
de una especialidad. En el área de la Endocrinología CONACEM
reconoce la especialidad de Endocrinología de Adultos,
Endocrinología Pediátrica y Diabetes (Tabla 1).
Tabla 1. Certificación CONACEM de especialistas del área endocrinológica
¿Cuáles son las vías para lograr la certificación en CONACEM?
En Chile existen 3 opciones para alcanzar el reconocimiento
como especialista:
- Haber completado y aprobado un programa universitario de formación acreditado, acreditación que inicialmente
la otorgaba ASOFAMECH, pero que desde el año
2009 lo hace APICE.
- Por formación en el extranjero. Para usar esta vía se
requiere que el Comité de la especialidad de CONACEM
haga un análisis de homologación entre el programa cursado
en el extranjero, y los aprobados y vigentes en Chile.
Si hay concordancia el candidato deberá someterse a
un examen teórico y, de ser este aprobado, a uno práctico.
- Por adiestramiento en práctica. Esta vía necesita como
requisito general que el postulante haya trabajado en la
especialidad por un mínimo de 5 años, en jornada mínima
de 22 horas semanales, y con ligazón legal en centros de
complejidad acorde con la disciplina, los cuales deben
contar entre su personal al menos con dos especialistas
certificados que avalen el aprendizaje del candidato.
Cada especialidad tiene requisitos adicionales específicos.
Los candidatos deben rendir ante CONACEM un
examen teórico y, una vez aprobado éste, otro práctico.
La definición de lo que es una especialidad o subespecialidad
la estudia CONACEM a requerimiento de algunos de
los socios que la conforman (Academia de Medicina de Chile,
Sociedades Científicas, ASOFAMECH, Colegio Médico
de Chile A.G.) o de los propios miembros del Directorio. Los
requisitos básicos para iniciar ese estudio son:
- Que exista legalmente una sociedad científica dedicada
al área en análisis y que ella esté activa.
- Que se cuente con un programa universitario de formación
acreditado formalmente en esa disciplina.
- Que exista una masa crítica mínima de 20 médicos que
ejerzan la especialidad en cuestión.
- Que la disciplina que se solicita reconocer esté en acuerdo
a lo que es la tradición y desarrollo de la medicina
chilena.
¿Cuál es la situación legal del reconocimiento de especialistas?
Hasta 1984 sólo existía el reconocimiento de especialistas
en base a las universidades que contaban con programas
acreditados de formación. A partir de 1984 CONACEM inicia
el proceso de certificación de especialistas. En Febrero
del año 2004 se dictó la ley 19.937 de Autoridad Sanitaria
la cual norma al respecto. En ella se establece un sistema
de certificación de especialistas y encomienda a los Ministerios
de Salud y de Educación confeccionar un reglamento
para determinar las entidades examinadoras y las condiciones
para que ellas sean autorizadas. El 6 de Noviembre de
2008 se dicta el decreto Supremo N° 57 que responde a esa
ordenanza y define 24 especialidades médicas y 18 subespecialidades,
fija los requisitos y procedimientos, señala las
modalidades para otorgar la certificación, y valida la vigencia
de la certificación por un período entre 5 y 10 años. Además,
crea un registro público de prestadores individuales. En atención a que el trabajo organizativo sufría retraso, un
nuevo Decreto Supremo, dictado el 2010, prorrogó hasta el
año 2012 ciertos aspectos transitorios del Decreto Supremo
N° 57 y que tenían relación con las entidades certificadoras,
las que podrían registrarse e iniciar sus actividades en ese
tiempo de prórroga. Además, reconocía que las certificaciones
vigentes a la fecha (2008) serían válidas por un plazo de
7 años. En ello incluía las certificaciones como especialistas
otorgadas por las universidades y por CONACEM, y los reconocimientos
de desempeño en práctica de la especialidad
y los médicos listados en los convenios de especialidad con
FONASA. El hecho práctico y substantivo de ese mandato
legal es que a partir de Enero de 2015 todas las certificaciones
y reconocimientos vigentes caducan. A la fecha de esta
presentación está en trámite avanzado el reconocimiento de
CONACEM como entidad certificadora y re-certificadora de
especialistas médicos.
¿Qué es certificar y recertificar?
Según la Real Academia de la Lengua Española certificar
es asegurar, afirmar y dar por cierto algo, en este caso la calidad
de especialista. También es hacer constar por escrito una
realidad de hecho por quien tenga fe pública o atribución para
ello. No se aparta de esta definición la que hace el Decreto
Supremo N° 57 mencionado que señala que es un “proceso
en virtud del cual se reconoce que un prestador individual
domina un cuerpo de conocimientos y/o experiencias relevantes
en un determinado ámbito del trabajo asistencial, para
el otorgamiento del correspondiente certificado. Recertificar
es refrendar la certificación de modo que las constataciones
hechas inicialmente mantengan su valor y actualidad.
De las definiciones expuestas se desprende que la recertificación
requiere de una certificación previa y que, por lo
tanto, aquellos médicos incluidos en categorías reconocidas
por la ley (desempeño en práctica, convenio con FONASA),
requieren, como primera instancia, certificarse.
La definición de especialista, que parece tan clara y substantiva,
tiene siempre, en la práctica, el riesgo de ser banalizada en el significado profundo que conlleva. Minimizar
o alivianar lo que es ser un verdadero especialista, muchas
veces por la urgencia de la contingencia y su justa demanda,
implica menoscabar en varios sentidos al desarrollo de
la medicina. Llamar especialista a quien no lo es de verdad,
favorece ese menoscabo en los siguientes puntos:
- Rompe con la fe pública depositada en los organismos de
la sociedad designados para certificar que lo que se dice es verdadero.
- Daña la credibilidad social como derivado del punto anterior.
- Permite sólo una solución parcial de los problemas que
se pretenden abordar.
- Disminuye la eficacia y la eficiencia de la acción médica
del supuesto especialista.
- Conlleva aumento de los costos en tiempo y dinero;
- Genera inequidad respecto de los propios médicos, entre
aquellos que llenan la calidad de especialistas y aquellos
que no la cumplen.
La consideración no acotada de lo que es una especialidad
o subespecialidad también tiene el riesgo de la fragmentación
o “balcanización” del área de conocimiento básico
que conforma la especialidad primaria. La mayor tendencia
a que ello ocurra sucede cuando se desarrollan actividades
médicas en torno de una determinada tecnología, y que dada
la complejidad operativa de ella genera la tendencia de considerarla
como una nueva subespecialidad.
¿Cuál es la vigencia de las certificaciones?
Las universidades, cuando otorgaron el título de especialista,
lo consideraron vitalicio. Para CONACEM las certificaciones
hechas antes de 2008 eran permanentes; después,
en atención a que la ley establecía plazos de vigencia, se
iniciaron certificaciones por 10 años en primera instancia,
para que las renovaciones posteriores lo fueran por 7 años.
En atención a lo anterior, CONACEM, a partir de Agosto de
2008 ha certificado a 1.391 especialistas, por primera vez
con vigencia de 10 años.
¿Cuáles son las razones que avalan una política de recertificación?
Ellas son variadas:
- Complejidad creciente y acelerada de los conocimientos,
tecnologías, destrezas médicas, y fuentes de información,
con aparición de nuevos campos del saber y del actuar
médico, los cuales deben acotarse.
- Rápida obsolescencia del conocimiento médico y de sus
paradigmas.
- Divulgación amplia e instantánea de los avances mundiales
en medicina, tecnología y terapéutica.
- Demanda de los usuarios por contar con medicina del
más alto nivel y efectividad.
- Requerimiento ético insoslayable en cuanto a asegurar
la calidad de las prestaciones médicas por parte de las
instituciones prestadoras de salud, de los pacientes, y de
los propios médicos en los concursos de oposición.
- La creciente judicialización de las acciones médicas requiere
clarificar ámbitos y responsabilidades para responder
al concepto jurídico de “temeridad o no temeridad
médica”.
- Cumplir con lo señalado en la Ley n° 19.966 del Régimen
General de Garantías en Salud, referentes al acceso,
calidad, oportunidad y protección financiera de las atenciones
médicas.
¿Cómo tiene diseñado CONACEM el proceso de Recertificación?
La recertificación tiene requisitos generales comunes a
todas las especialidades que son:
- Estar certificado como especialista por CONACEM.
- Estar ejerciendo activamente la especialidad.
- Detentar una trayectoria profesional éticamente intachable.
- Completar al menos 100 puntos (créditos) de la escala
confeccionada por CONACEM, la cual considera: Actividades
asistenciales, Actividades académicas y Educación
Continua, entre otros (Tabla 2). Este reglamento
hace énfasis en la Educación Continua, al considerarla la
única actividad curricular obligatoria y que debe representar
al menos el 40% de los créditos exigidos. Las actividades
de educación continua requieren ser desarrolla das en un nivel de calidad demostrable, y con actividades
controladas en su asistencia y evaluadas formalmente. El
desglose de las diferentes actividades a considerar se encuentra
a disposición de las sociedades científicas y los
eventuales candidatos en CONACEM.
Tabla 2.
Créditos para recertificación en CONACEM (mínimo
100)
Los créditos a documentar deben ser posteriores a la última
certificación. Hay que acompañar el curriculum vitae de
los últimos 10 años y cancelar los aranceles correspondientes
al proceso de recertificación.
Los candidatos que no tengan puntaje o no deseen presentar
la documentación solicitada, tendrán derecho a solicitar
ser evaluados formalmente en forma teórica y práctica.
El proceso de recertificación está por empezar y dada la
complejidad y magnitud del universo de postulantes se requerirá de un esfuerzo mancomunado de todas las instancias
de la Medicina Nacional para que lo apoyen y de CONACEM
para que lo lleve a afecto.
Mirando en un contexto general a la medicina chilena y
sus potencialidades, al nivel de desarrollo y los cambios sociológicos
y legales del país, la expansión de las especialidades
médicas depende de tres pilares intrínsecos a ellas y uno
relacionado, pero no propio. Lo intrínseco dice referencia:
- Al esfuerzo que hay que hacer y comprometer para
perfeccionar los programas universitarios de formación
acreditados o en vías de hacerlo y aumentar sus cupos.
- Apoyo sostenido de la autoridad sanitaria en cuanto a
proveer plazas, remuneraciones, estímulos y equipamiento
para fomentar a lo largo del país la vía de certificación
de especialista a través del adiestramiento en práctica.
- Desarrollo orgánico, sostenido, controlado, evaluado, y
de calidad probada, de programas de educación médica
continua, presencial o a distancia. La educación médica
de pre grado sólo capacita para iniciar la profesión de
médico, pero no garantiza el ejercicio profesional idóneo
indefinido. Por otra parte, la obsolescencia progresiva
de la competencia profesional es un síndrome universal
con muchas formas subclínicas que pasan desapercibidas,
y que en general hay reticencia a reconocerlas. La
Educación Continua es, hasta ahora, el único tratamiento
conocido para la obsolescencia del saber y del actuar señalada.
El pilar restante, no intrínsecamente ligado a las especialidades,
pero con notable repercusión sobre ellas, es la
calidad y cobertura de la medicina de atención primaria. Si
ella es deficitaria, por número, calidad o por ambas circunstancias,
la demanda de especialistas será enorme y la capacidad
disponible de ellos sobrepasada para mal de nuestras
enfermos. No puede haber desarrollo de especialidades sin el
propio de la atención primaria.
Tabla 3. Reglamento de Recertificación de CONACEM. Requisitos y puntaje de acreditación
¿Qué trae el futuro inmediato a nuestra medicina chilena?
Varios son los hechos que se vislumbran o que ya están
en escena buscando solución. Entre ellos señalaré:
- El creciente aumento en la demanda de especialistas por
parte de la comunidad, como también de parte de los imperativos
legales que requieren ese concurso.
- Acortamiento de los programas de especialidades derivadas,
con nuevas vías de ingreso a ellas.
- Fortalecimiento de la vía de adiestramiento en práctica
para alcanzar la categoría de especialista. El centro de
gravedad de esta vía debería pasar del notable esfuerzo
individual de cada candidato, como es en la actualidad,
a una condición de mayor ayuda y respaldo por parte del
sistema con organización nacional, plazas disponibles,
equipamiento y educación continua de fácil acceso.
- Tendencia al trabajo cooperativo entre universidades en
el diseño y desarrollo de programas para especialidades
complejas. Un ejemplo de ello sucede hoy en el campo
de la Medicina Materno Fetal entre las Universidades de
Chile y Católica de Chile.
- Creciente número de solicitudes de certificación por parte
de médicos, chilenos o no, formados en el extranjero.
- Aparición de nuevas especialidades o subespecialidades,
situación más que esperable dado el vertiginoso desarrollo
de la medicina.
Cualquier solución al problema de la falta de especialistas,
que día tras día se vuelve acuciante, requiere del concurso
de todos los actores de la medicina chilena. Relegar
esta responsabilidad sólo a la autoridad sanitaria ha probado
conseguir sólo soluciones tardías y parciales e insatisfacciones
crecientes.
Sin dejar de insistir en el fortalecimiento de la atención
primaria, la solución al déficit de especialistas pasa, a mi entender,
por tres elementos:
- Aumento de los programas universitarios acreditados,
y de los cupos de ellos, guardando celosamente la calidad
de los mismos. Ello cae en la esfera de acción de
ASOFAMECH y de APICE. Evidentemente lo anterior
sólo abre una perspectiva de solución a mediano plazo,
pero ello no es razón para no empezar el proceso. Esta
generación de especialistas debe constituir el factor multiplicador
para que una vez asentados a lo largo del país,
idealmente en parejas, con destinación geográfica conocida
desde el inicio de su formación universitaria, puedan
dar respaldo al proceso de formación de otros médicos en
sus lugares de destino.
- La autoridad sanitaria debería respaldar estas destinaciones
con estímulos como plazas de trabajo, facilidades de
habitación y asentamiento, equipamiento médico y remuneraciones.Ello iniciaría un círculo virtuoso interesando
a profesionales, que a través de la vía de formación en
práctica, serían capaces de alcanzar su condición de especialistas. Debe considerarse que después de una estadía
de algunos años en provincias no existe factibilidad
real para que candidatos interesados en formarse como
especialistas puedan interrumpir por un par de años su
vida familiar e intereses personales para viajar lejos de
su lugar de residencia a los centros universitarios de for mación; distinto y realista es que esa formación se haga
trabajando en su ciudad de residencia, bajo la supervisión
de dos especialistas acreditados. La responsabilidad de
hacerlo recae en gran medida en la autoridad sanitaria.
Los nuevos candidatos para la vía de adiestramiento en
práctica deberán contar, sin restricciones, con el soporte de
una educación continua eficaz: En este campo las Facultades
de Medicina, el Colegio Médico de Chile A.G. y las Sociedades
Científicas pueden contribuir substantivamente. Si una
orientación de este tipo se hace realidad, CONACEM tendrá
a mucho gusto evaluar a los exponentes de esta política. En
suma, una solución integral al problema de la carencia de especialistas
requiere el concurso de todas las potencialidades
de la medicina chilena. Ellas existen y esperan ser coordinadas
y orientadas hacia el logro del bienestar y la salud de
nuestra población. No hacerlo merece más que una simple
explicación.