Con tristeza de tener que escribir estas palabras, pero a la vez agradecida por el privilegio de despedir a nuestro querido expresidente y Socio Honorario, Profesor Dr. Manuel García de los Ríos Álvarez, quien nos dejó a la edad de 91 años, el reciente 20 de marzo.
El Dr. García de los Ríos, nació en Valparaíso el 28 de abril de 1928, ciudad en que pasó gran parte de su niñez. Posteriormente se traslada a Concepción, donde completó sus estudios secundarios e inició la carrera de medicina en la Universidad de Concepción. Terminó sus estudios en Santiago recibiendo el título de Médico Cirujano de la Universidad de Chile en 1954. Se dedicó por más de 60 años y hasta hace pocos meses a la Diabetología, especialidad a la que según sus propias palabras “llegué sin pretenderlo al descubrir que era la enfermedad del futuro”… ¡Y no se equivocó!... Este primer encuentro con la diabetes ocurrió durante su formación en la cátedra de uno de los grandes maestros de la época, el Dr. Rodolfo Armas Cruz, en el Servicio de Medicina del Hospital San Juan de Dios, llevándolo a efectuar estudios de post título en la Universidad de Minnesota, Estados Unidos (1957 y 1958) y posteriormente a perfeccionar aún más sus conocimientos en “lo que me gustaba” en el Joslin Diabetes Center de Boston.
Al regresar, fue cofundador de uno de los primeros centros de diabetes de Chile y Latinoamérica, la Unidad de Diabetes del Hospital San Juan de Dios, unidad que lleva su nombre desde el año 2008, y que consideraba su segundo hogar. Su preocupación por el bienestar de los pacientes y su compromiso con la Salud Pública lo llevó a desarrollar 52 años de su vida profesional y docente en esa unidad, a la que seguía asistiendo y participando activamente en la reunión clínica de los miércoles, día que en sus últimos años refería como el más feliz de la semana, demostrando lo importante que era para él continuar aportando, sentirse activo y actualizado.
Su entrega y entusiasmo, sumados a su capacidad organizativa, de trabajo en equipo, espíritu docente y su gran generosidad lo llevaron a ser un pilar fundamental en el desarrollo, y reconocimiento de la especialidad en nuestro país. Contribuyó a la salud nacional y latinoamericana con su fructífera labor académica, clínica y de investigación. Formó a generaciones de especialistas de Chile y el extranjero, difundiendo la Diabetología en toda Latinoamérica y cultivando relaciones profesionales y de amistad que lo hacían ser reconocido y muy querido en donde fuera. Todos querían acercarse, fotografiarse y estar con él. ¡Y esto lo disfrutaba!
Su experiencia con los pacientes y su entrega a la Salud Pública lo llevaron a colaborar en la elaboración de Guías Clínicas para el tratamiento de pacientes con diabétes a nivel nacional e internacional y formar parte de asesorías en comisiones de salud de Chile y OPS. Por su prestigio internacional fue nombrado Chairman de la Región Centro y Sud Americana de la International Diabetes Federation-IDF (1987-1990) y Presidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD) entre los años 1983-1986. Fue distinguido como Socio Honorario de varias sociedades científicas latinoamericanas.
Su preocupación por la calidad de la formación profesional y el reconocimiento de especialidades lo llevaron a ser parte de la Agencia de Programas y Centros de Especialistas (APICE) y la Corporación Nacional de Especialidades Médicas (CONACEM). En esta última jugó un rol fundamental para que se reconociera a la Diabetología como una especialidad derivada de la Medicina Interna en el año 2002.
Fue autor de capítulos de libros, cientos de artículos de investigación y 3 ediciones del Libro “Diabetes Mellitus” que son un referente en centros de formación nacional y del extranjero, en que alumnos y doctores lo citan como “el García de los Ríos”. El año 2013, durante el lanzamiento de su tercera edición efectuada en el marco del XXIV Congreso de la SOCHED, manifestó “este libro es un legado para los profesionales de la salud y estudiantes y un beneficio para nuestros pacientes diabéticos, principio y fin de nuestro quehacer médico. Con esta pequeña obra, el libro “Diabetes Mellitus” en su tercera edición, culminan mis últimos años de vida académica y profesional”. No fue tan así. Continúo dando conferencias y transmitiendo su experiencia, lo que era esperable al ser la “medicina mi forma de vivir y la diabetes un gran amor”.
Pero sobre todo fue un “Maestro” con una extraordinaria capacidad de transmitir sus conocimientos y experiencias y un “amigo” de quienes se formaron o trabajaron a su lado. Más de una vez manifestó “soy un amigo incondicional de quienes trabajaron o se formaron a mi lado, sus éxitos y logros me llenan de auténtica felicidad”... Y no eran palabras al viento, era así... También reconocía que sus éxitos pertenecían a un equipo “En la vida nadie camina solo, lo hace las más de las veces rodeado de compañeros de ruta, lo que algunos llaman colaboradores, palabra que me parece poco apropiada y pequeña para mi entender”. Esas cualidades no solo lo acrecentaban sino que le hacían ganar el respeto y cariño de todos.
Su gran calidad profesional y académica le significó ser reconocido con los más altos niveles académicos y las más altas distinciones y premios de sociedades científicas, destacando entre otras: Miembro de Número de la Academia Chilena de Medicina, del Instituto de Chile (1990), Latinamerican Hagedorn Gold Medal “In recognition of outstanding contributions to Diabetes Research and Treatment” (1995). Laureate Award, Chile Chapter, American College of Physicians (2000), Maestro de la Medicina Interna (2007), Master del American College of Physicians (2006) , Profesor Emérito de la Universidad de Chile (2011), Medalla Rector Juvenal Hernández Jaque, Universidad de Chile (2015), Premio Nacional de Medicina (2016).
Fue presidente de nuestra Sociedad Científica entre los años 1985-1986 y distinguido como Socio Honorario en el 2000. Durante su presidencia se iniciaron los congresos en regiones por considerar que la forma de fortalecer la endocrinología y la diabetes a nivel regional era llevar los congresos hasta allá. Pero también esto propiciaba el encuentro humano y societario, lo que para él era muy importante. Su compromiso societario era indiscutible. Siembre estaba dispuesto a participar o representar a la SOCHED en lo que se le pidiera y con una humildad que era signo de su grandeza.
Fue un hombre trabajador, disciplinado, afectuoso, amigo de sus amigos, leal y de familia, con un gran cariño por su esposa María Isabel, quien siempre lo acompañó y apoyó, junto a sus hijos y nietos. Su mayor orgullo era que sus descendientes hombres se llamaran Manuel.
Con pena, pero también con gratitud y con la dicha de haberlo tenido entre nosotros nos despedimos del muy querido Dr. Manuel García de los Ríos. Su prestancia, sus valores, su lealtad, sus magníficas conferencias, su amistad y su cariño se quedan entre nosotros, serán reconocidas por las futuras generaciones y por la Historia de la Medicina Chilena.
Dr. Manuel García de los Ríos muchas gracias por todo lo que generosamente nos entregó, por el gran prestigio que le dio a la diabetes en Chile y por el legado que nos deja. Pero más que su quehacer y la importancia de sus aportes, fueron su carisma y valores personales que lo llevaron a ganar el respeto, admiración y cariño de todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y gozar de su amistad.
El dolor de su partida y su huella no solo queda dentro de nuestras fronteras sino que la compartimos con nuestros hermanos latinoamericanos.