Este eminente personaje, considerado una de las grandes figuras de la intelectualidad española del siglo XX, perteneció a la generación del 14, médico endocrinólogo, escritor, historiador, humanista, ensayista y liberal. Nació en Madrid, España, el 19 de Mayo de 1887 en el seno de la familia constituida por Dn. Manuel Marañón, Dña. Carmen Posadillo y 5 hermanos. Nació en condición de gemelo, pero su hermano falleció a los 3 meses de vida, como también su madre, tres años después, a consecuencia de una complicación obstétrica del parto de un nuevo hermano. Los niños se criaron bajo la tutela de su padre, su abuela y una tía materna. Viajaban frecuentemente a Santander, lugar de origen de la familia y desde corta edad conoció en su casa, a personajes amigos de su padre de la talla de Menéndez Pelayo, Pereda y Galdós. Estudió en la Facultad de Medicina de Madrid titulándose de médico en 1910. De sus profesores el que más lo marcó fue el Dr. Santiago Ramón y Cajal a quién agradeció públicamente en su discurso de incorporación a la Academia de Ciencias en 1947, homenaje que más tarde se transformó en el libro “Cajal, su tiempo y el nuestro”. Al año siguiente de recibirse de médico se casó con Doña Dolores Moya, teniendo 3 hijas y un hijo.
En 1918, en relación a la epidemia de gripe española, viaja a Francia donde conoce a Edward Babinsky, Alexander Fleming y Harvey Cushing, entre otras notabilidades de la época.
Desde temprano tuvo un protagonismo muy particular en un período turbulento de la historia de España. Acabó en la cárcel durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) por defender el sistema parlamentario liberal; junto a Pérez de Ayala y Ortega y Gasset impulsó una agrupación de intelectuales para apoyar al régimen de la segunda república (1931-1939) y se manifestó en desacuerdo con el comunismo. Llegada la guerra civil, al peligrar su vida, se exilió luchando desde allí por la reconciliación nacional para construir una nueva España. Regresó a su tierra en 1942. Sus declaraciones en el extranjero, críticas al régimen de Franco, expresaban su talante liberal y de búsqueda de la libertad sin renuncias ni concesiones.
Era un lector voraz; dominaba el inglés, francés y alemán. En el aspecto médico fue uno de los precursores de la endocrinología española y contribuyó a establecer la relación entre la sicología y la endocrinología. Conoció personalmente a Freud y fue uno de los pocos biólogos considerados por los sicoanalistas. A la libido, un componente central en el pensamiento de Freud, Marañón la llamó “hambre sexual”, y aunque para ambos era un impulso primario para el endocrinólogo esta energía específica era producida originalmente por un fenómeno químico: la irrupción en la sangre de las secreciones internas de las gónadas. Freud admitió tal posición, pero puntualizó que los orígenes químicos de la libido eran irrelevantes para su sicología. En este aspecto sicoendocrinológico Marañón creó un género literario llamado “ensayo biológico”, donde describe las pasiones y conductas humanas a través de personajes históricos y sus características síquicas y fisiopatológicas. (ejs.: “Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo” (1930), “Las ideas biológicas del Padre Feijoo” (1934), “Don Juan” (1940).
En lo propiamente médico escribió, con el Dr. Hernando, el primer Tratado de Medicina Interna en España, en un espíritu abierto y colaborativo en que solicitó el aporte de todos los clínicos importantes de esa época. Además, su libro “Manual de Diagnóstico Etiológico” (1946) fue uno de las obras más difundidas en Europa por su novedoso enfoque de las enfermedades y por sus aportaciones personales. En lo endocrinológico escribió un “Tratado de Endocrinología” (1930) y otro sobre “La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales” (1931). En esos años de comienzo de siglo XX la Endocrinología clínica en España estaba recién en sus albores con los Drs. Medinaveitía y Sañudo dedicados al estudio de los síndromes tiroideos el primero y los síndromes pluriglandulares el segundo. A ellos se adosó Marañón para partir luego a Alemania en 1910. A su vuelta, en 1912, empezó a trabajar en el Hospital General de Madrid donde afianzó su pensamiento que postulaba que la endocrinología era una especialidad autónoma, hasta darle sustento en su obra “La doctrina de las secreciones internas”, nacida de un curso que dio en 1915.
Hacia 1920 los fisiólogos europeos, que usaban la experimentación animal para develar la fisiología hormonal, entraron en pugna con los endocrinólogos, Marañón principalmente, quienes usaban procedimientos terapéuticos basados en la teoría de las secreciones internas. Así, el fisiólogo francés Eugène Gley acusó la falta de rigor científico de esta teoría (1922) y poco después hizo otro tanto el inglés Suale Vincent (1924). En España también recibió fuertes ataques. Marañón por ej. defendió con ahínco que la tiroides era una glándula de secreción interna, contra el pensamiento de Gley que postulaba que el tiroides no cumplía con los criterios imperantes para considerarla como tal. Otro foco de polémica era el papel asignado a la adrenalina que la escuela de Gley y Vincent lo veía restringido en su campo de acción, mientras Marañón le daba un enfoque mucho más amplio en su capacidad de acción hormonal. Incansable en la defensa de su pensamiento publicó el libro “Problemas actuales de la doctrina de las secreciones internas” (1922), y en forma clarividente escribió sobre los “Estados prediabéticos” (1927) donde esboza el diseño de la prueba de tolerancia a la glucosa, que sería puesta en boga un cuarto de siglo después.
Su interés por el envejecimiento en relación al declive de la función sexual lo plasmó en un libro sobre el climaterio femenino: “La edad crítica” (1919). A raíz de esta faceta es considerado también como el iniciador de la Geriatría en España.
En respuesta a estas pugnas Marañón creó en 1925 el
Departamento de Endocrinología en Madrid quedando como
su primer director. En 1926 junto al cirujano León Cardenal
hicieron trasplantes de tejido suprarrenal, hipofisiario y gonadal
Fue tan polivalente que ingresó y fue un activo participante
de 5 de las 8 Reales Academias de España. Ingresó a
la Academia de Medicina en 1922, a la de Lengua en 1934,
a la de la Historia en 1936 a la de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales en 1947 y a la de Bellas Artes de San Fernando
en 1956. Sin embargo, privilegió siempre su condición de
médico, según lo atestiguan las esquelas que comunicaron a
los españoles su fallecimiento y que por expresa disposición
suya decían “Gregorio Marañón y Posadillo. Médico”.
En 1922 adquiere su casa de descanso en Toledo, “el cigarral de menores” donde escribiría gran parte de sus obras. En 1931 es elegido diputado, en cuya condición protesta por la quema de conventos, y es elegido como catedrático de endocrinología en la Facultad de Medicina de Madrid. En 1932 fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad de la Sorbona (París) y luego por Universidades de Portugal.
Comenzada la guerra civil pasa a residir en Francia desde donde hizo repetidas acusaciones contra los sucesivos gobiernos. A partir de 1937 inicia un periplo por países de América del Sur, entre ellos Chile. En 1942 obtiene permiso para regresar a Madrid y se reincorpora a su trabajo hospitalario en la Facultad de Medicina.
Falleció en Madrid a la edad de 72 años habiendo dejado tras si una pléyade de 150 colaboradores y discípulos europeos y 7 latinoamericanos.
La simbiosis perfecta del médico, escritor y humanista quedan a la vista en algunos de sus pensamientos: - “el médico ante el enfermo actúa sabiendo que trabaja con instrumentos imperfectos y con medios de utilización inseguros, pero con la conciencia cierta de que hasta donde no puede llegar el saber, llega siempre el amor”… “en el lenguaje científico la claridad es la única estética permitida”.... “aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones”.
Escribió 37 libros de Medicina, 18 libros y ensayos de
historia y 11 sobre sicología y sociología. Además de su erudición
destacó por su elegante estilo literario.
Marañón fue en la práctica un hombre del renacimiento de visita en el Siglo XX.