Introducción

Introducción En los últimos años se ha observado un aumento exponencial en las tasas de sobrepeso y obesidad de los animales de compañía, sabemos que la obesidad tanto en humanos como en perros y gatos representa un riesgo de morbilidad temprana.

Al día de hoy este representa uno de los grandes problemas de salud, una epidemia en aumento exponencial sobretodo en los países occidentales y que a menudo está relacionada con estilos de vida compartidos entre humanos y animales de compañía1.

En pacientes caninos alimentados con dietas altas en grasa se ha visto una necesidad más temprana de tratamientos para enfermedades crónicas comparado con otros caninos alimentados con dietas magra2. En pacientes felinos la obesidad también se considera un riesgo para la salud, ya que predispone a artritis, diabetes mellitus, lipidosis hepática, enfermedades del tracto urinario y mortalidad temprana3

La presencia de abundante tejido adiposo representa un problema, ya que este no es un tejido inerte sino que un productor activo de hormonas, citocinas inflamatorias y adipocinas como leptina, resistina, factor de necrosis tumoral α, IL-1β, IL-6, proteína C reactiva y otros4. Al igual que en los humanos, en pacientes caninos obesos el tejido graso es activo en la producción de moléculas, como la Leptina, la que se ha visto en altas concentraciones en pacientes obesos5. Es fundamental considerar los múltiples efectos de estas moléculas, como por ejemplo, el factor de necrosis tumoral α que disminuye la sensibilidad a la insulina al alterar la activación de los receptores de esta6. El rol de todas las adipocinas aún no ha sido bien dilucidado, pero se han asignado a estas múltiples funciones en las respuestas metabólicas e inflamatorias. Por estas razones al tratar la obesidad se hace mucho más que reducir un exceso de grasa7.

La obesidad se establece en un individuo cuando este presenta un cúmulo excesivo de grasa en el tejido adiposo del cuerpo, lo cual puede ser producto de un alto consumo de alimentos, o de un metabolismo inadecuado, lo que genera un balance positivo de energía8. Los perros pueden clasificarse con sobrepeso y obesos cuando el IMC es superior a 25 kg/m2 y 30 kg/m2 respectivamente9. En esta especie la condición corporal es evaluada de distintas maneras, la más validada es la evaluación con escala morfométrica. En esta escala en una condición corporal normal se debe visualizar una cintura bien definida, junto con poder evaluar de manera adecuada costillas, vértebras lumbares, huesos de la cadera y escápulas mediante palpación. La escala de evaluación va del 1 al 9, en donde 1 es un animal emaciado (caquéctico), 5 es el ideal, 6 y 7 sobrepeso; y 8 y 9 obeso. En estas escalas, si el paciente sobrepasa su peso ideal en un 20%, presenta obesidad10.

La preocupación por la obesidad en los animales de compañía ha ido aumentando, tanto que al día de hoy se ha llegado a considerar que la relación entre la obesidad en personas y animales de compañía es más cercana y compleja de lo que se pensaba y que debería tratarse como un problema de One Health11.

Considerando lo anterior, es fundamental determinar las tasas de prevalencia de obesidad en los animales de compañía en las distintas naciones, identificar causas y así implementar estrategias preventivas, más que curativas.

Material y resultados

Figura 1: Distribución de condición corporal, clasificándolas como normopeso, sobrepeso y obeso.

Se analizaron 3.500 fichas de pacientes nuevos atendidos en un hospital de referencia, de estas fichas se reclutaron 733 pacientes con registro de condición corporal y criterios de inclusión. Se utilizó la escala de 9 puntos con los criterios establecidos por la WSAVA para su evaluación morfométrica, estableciendo condición corporal normal 5 de 9 puntos, sobrepeso 6 y 7 de 9; y obesidad 8 y 9 de 9.

Se reclutaron pacientes sin otras patologías tanto sistémicas como endocrinas, no se discriminó entre machos o hembras en el estudio, así como tampoco se realizó una diferenciación según edad.

De los 733 pacientes analizados, 194 presentaron sobrepeso, lo que corresponde a un 26% de los pacientes reclutados, mientras que 142 pacientes fueron obesos, lo que corresponde a un 19,3% del total analizado. Al evaluar el total de los pacientes clasificados con aumento del peso normal, esto corresponde a 336 pacientes, representando un 45,3 del total de los pacientes incluidos en el estudio (Figura 1).

Discusión

Varios estudios han sido realizados a nivel mundial para evaluar los índices de prevalencia de obesidad en caninos, en todos estos las tasas de individuos con condición de sobrepeso o obesidad fueron altas, siendo siempre mayores las tasas de sobrepeso. En China el 44.4% de los caninos excedieron una condición corporal normal12, en Australia la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue del 41,4%13, en francia fue del 38,8%14 y en Estados Unidos del 34,1%15. Estos resultados son muy similares a lo encontrado en nuestro estudio, lo que nos muestra que la obesidad en los animales de compañía está empezando a ser un problema a nivel global.

En un estudio reciente la Pet obesity society ha estimado un incremento en la obesidad canina de manera creciente en países desarrollados como Estados Unidos, alcanzando casi un 60% de pacientes con obesidad o sobrepeso. Cuando se han evaluados las principales causas de la obesidad en los pacientes, lo que más se ha encontrado es que la mayoría de los propietarios no reconocen el estado de sobrepeso de sus mascotas, lo que conlleva a una entrega de alimentos desbalanceados respecto a sus requerimientos diarios16.

El estado de sobrepeso altera el pronóstico de vida y predispone a múltiples patologías: enfermedades ortopédicas, diabete mellitus, enfermedad cardiorrespiratoria, trastornos urinarios, trastornos reproductivos, neoplasias (tumores mamarios, carcinoma de células transicionales), enfermedades dermatológicas y complicaciones anestésicas. También se ha definido como una enfermedad relacionada con alteraciones metabólicas y endocrinas17.

Se sabe que el tejido adiposo es un órgano metabólico y endocrino complejo y muy activo, compuesto además de adipocitos de una matriz de tejido conectivo, tejido nervioso, células estromavasculares y células inmunológicas que funcionan todas como una unidad integrada. Este expresa y secreta múltiples factores con funciones endocrinas e inflamatorias y responde a señales aferentes de los sistemas hormonales tradicionales y del sistema nervioso central18. Esto no es exclusivo de los humanos sino que en caninos también se ha detectado esta actividad del tejido graso8.

Entre los varios factores liberados por el tejido adiposo se encuentran las adipocinas hormonas de estructura similar a las citocinas que tienen profunda influencia en la función reproductiva, en la regulación de la presión arterial, en la homeostasis de la energía, en la respuesta inmunitaria y en muchos otros procesos fisiológicos. Además presentan propiedades pro y antiinflamatorias. En individuos con estado metabólico normal hay un equilibrio entre adipocinas proinflamatorias y antiinflamatorias, en los casos de obesidad cuando el tejido adiposo se expande, este equilibrio cambia a favor de los mediadores proinflamatorios. Se ha visto que este estado proinflamatorio generado desde el tejido adiposo contribuye a un estado de inflamación crónica de bajo grado y a los trastornos metabólicos asociados a la condición de obesidad19. Estas adipocinas proinflamatorias se expresan también en caninos y se ha visto que los adipocitos de esta especie son altamente sensibles a los mediadores inflamatorios, con inducción de aumentos importantes en la producción de adipocinas relacionadas con la inflamación20.

En conclusión, en nuestro estudio hemos visto niveles de obesidad similares a los encontrados en la literatura internacional, con niveles que van en aumento. Mayores análisis respecto a la distribución y causas de la obesidad son necesarios para determinar componentes genéticos o ambientales involucrados en esta patología.

Referencias

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